El Arrecife de las Sirenas es en realidad el resto de una antigua chimenea volcánica. Probablemente recibe este nombre por la presencia de una colonia de foca monje que los pescadores de la zona llamaban sirenas o lobos marinos.
Este mamífero habitó toda la costa de Cabo de Gata hasta mediados del siglo XX (actualmente se encuentra en peligro crítico de extinción en todo el Mediterráneo).